martes, 8 de marzo de 2011

La Memoria Política de Estado


Joaquín Morales Solá, periodista cuyo crecimiento ocurrió al amparo de los dictadores, de los que fue escriba en los diarios La Gaceta y Clarín, vocero histórico del imperialismo y actual columnista del diario la nación, denunció este viernes último 4 de marzo, ante la jueza federal María Servini de Cubría, que es víctima de una campaña de desprestigio profesional y de persecución personal por parte de la ex SIDE, de funcionarios del gobierno y de medios de comunicación públicos y privados financiados por el estado.
La denuncia realizada por Morales Solá se da bajo el marco de su citación, como testigo en la causa sobre el operativo independencia en Tucumán y la actuación de su primer jefe, el general Acdel Vilas en 1975, decidida por el juez federal de Tucumán Daniel Bejas, a pedido del fiscal para causas de derechos humanos Pablo Camuña, a partir de una publicación en el semanario Miradas al Sur de una fotografía en la que el columnista de la Nación aparece a espaldas de Vilas, defensor confeso de la tortura y el exterminio físico de militantes políticos a quienes consideraba sus enemigos.
En este marco el periodista cipayo entrego un escrito a la jueza en el que se puede apreciar el distanciamiento con respecto a la política de estado sobre derechos humanos y memoria, adoptada en 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, en la búsqueda de la verdad histórica juzgando a los civiles que, como Morales Sola, fueron cómplices de la última dictadura militar.
En el escrito, el autoproclamado “periodista independiente” afirmó: "Jamás tuve ninguna vinculación indigna con la última dictadura militar que sufrió mi país ni con los jefes militares que la precedieron". Al parecer su recortada memoria no le permite recordar que el día 23 de abril de 1976 en la nota de tapa del diario La Gaceta que llevaba su firma, Morales Sola saluda la designación del general Bussi como gobernador porque, según su análisis “el general conoce el ámbito local y no ignora las necesidades y las urgencias de la provincia”.
En tanto el 8 de junio de 1976 el por entonces periodista de La Gaceta y corresponsal de Clarín asistió a un almuerzo que brindo Bussi con motivo del día del periodista, en el que agasajó a los representantes de todos los medios de prensa de la provincia. El gobernador de facto les expreso en la reunión: "el gobierno de la provincia no quería dejar pasar por alto un día tan significativo para ustedes y tan importante para la provincia, sin invitarlos a este sencillo homenaje, para adherirnos de todo corazón al día que celebran, agradecerles toda la colaboración que nos vienen brindando, exhortarlos a que continúen prestando el mismo apoyo, entendiendo que sólo a través de ustedes y con ustedes podemos hacer llegar a la opinión pública nuestras preocupaciones y tentar la búsqueda de soluciones a los acuciantes problemas que nos preocupan, nos animan y nos impulsan" (La Gaceta. Martes 8 de junio de 1976). Este artículo demuestra la importancia de la ayuda prestada por el periodismo como formador de opinión durante el proceso.
En el testimonio oral ante la jueza Servini de Cubría, el periodista señaló que en 1975 "tenía 25 años; era redactor del diario LA GACETA, y estaba amenazado por la Triple A". Marcos Taire en dialogo condiariossobrediarios (DsD) precisó: "a Joaquín Morales Solá nunca lo amenazaron, vino a Buenos Aires simplemente porque le convenía. Yo fui hasta abril de 1976 secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Tucumán, donde llevábamos el registro de todos los periodistas que fueron amenazados, y Morales Solá nunca apareció en él".
Por último, según Morales Solá, las preguntas enviadas por el juez federal Daniel Bejas averiguaban sobre la relación de La Gaceta con los militares, sobre como llegaba la información al matutino y como se decidía dentro del diario el tratamiento de la información. Dijo el “periodista independiente” al respecto: “Me sorprende porque no sabía que la prensa estaba siendo juzgada”. “El precedente es grave porque significa juzgar a la prensa por lo que publico o no publico o por lo que opinó. La prensa argentina padeció, como el resto de los argentinos, la sangrienta violencia de los 70 y las durísimas condiciones de vida que planteó la dictadura. Es un uso perverso de los derechos humanos y otro intento de disciplinar al periodismo".
Cuando hoy contamos con una presidente que despenalizó las calumnias e injurias para que todos pudieran insultarla sin temor a represalias; que continua su línea de coherencia al rechazar cualquier restricción promovida desde el estado; cuyo orgullo es garantizar más derechos para más sectores, no cercenarlos. Así, resulta claro a que se refiere Morales Sola cuando hace mención al “uso perverso de los derechos humanos”. Él que a inicio de 1980 sabia tener como informante a Guillermo Cherasny, entonces ofizial de inteligenzia de la marina; él que ha necesitado un puñado de años para caer en la cuenta de que la madrugada de 1976 fue triste; lapso similar precisó para cobrar coraje y anteponer el amable adjetivo “prepotenteal infausto apellido del genocida Bussi.
No daremos un paso atrás en nuestro camino hacia la construcción de la memoria colectiva, para que de este modo, podamos cerrar uno de los capítulos más sangrientos de la Historia Argentina, juzgando a los civiles que con su complicidad hicieron posible que se llevaran a cabo las atrocidades cometidas durante la última dictadura militar. Seguiremos construyendo la patria que soñamos: Justa, Libre y Soberana.

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